Buenas amigos.
Esperamos que hayáis aprovechado bien el puente de Semana Santa. Nosotros desde luego así lo hemos hecho con una salida de carretera de las que se suele catalogar como importante con 145 km y otra de montaña de 72-75 km, dejando entre medio un día de descanso para otras actividades.
El jueves 13 se haría la mítica vuelta a Almería con el grupo de carretera del pabellón.
La mañana se presentó húmeda en las dos primeras horas y bastante calurosa conforme iba pasando el día. La elección de la equipación, sería fundamental, corta, manguitos de verano y chaleco fino para la bajada. Este último innecesario pues a la hora que bajaríamos ya se acusaba el calor bastante.
Nada más salir entre Pechina y los baños de Sierra Alhamilla, queda partido el grupo en tres pelotones de unos 20-30 ciclistas con un ligero viento de noreste, nos vamos encontrando por el camino a diferentes bikers y ciclistas, unos se sortean y otros sirven de liebre para ir al encuentro del gran pelotón.
Atajando por Rioja los volvemos a coger ya que estos entrarían en Gador por Paulenca, Comienza la subida de Gador y una vez pasan los más rápidos, nos quedamos en la cabeza del 2 pelotón, con los cuales compartiríamos casi todo el trayecto de ruta hasta Laujar.
Tras una breve parada en Illar, reagrupamos y seguimos la marcha, pasando Canjayar, comenzaríamos a poner e uso el recién estrenado 32-11 algo que nos parecía una barbaridad en antaño, pero que hoy en día lo vemos practico para no forzar en exceso y adecuar a un pedaleo cómodo en las rampas más exigentes sin llegar a fatigar mucho la zona lumbar.
Dicho esto nos lo tomamos con tranquilidad subiendo y subiendo hasta llegar a Fondón, alternando los desarrollos para tampoco caer en un excesivo molinillo.
Un poco antes de Padules, llegaba Baena(campeón de España en su categoría) en solitario, lo que era ya una señal, o indicativo de que al rato llegarían el resto de gente que sale de Roquetas, predicción que se cumplió a rajatabla.
Entrando en Fondón, tras rellenar agua reanudo sin más entretenimiento en busca de los tres compañeros de estos últimos kms.
Por fin llegada a Laujar, menos cansado que otros años, y muy contento pues hace menos de un año este que escribe sufrió una rotura delantera superior de L2 «una vertebra en Castellano» que está costando recuperar pero que evoluciona aparentemente bien. Excepto cuando nos da por jugar al baloncesto.
A la entrada de Laujar ya había un número considerable de ciclistas, seguimos hacia la segunda fuente y en el bar donde acababan de parar la gente de Roquetas sería donde tomaría un café y media tostada antes de reanuda con mi grupo la marcha. Ese fue el desayuno desde que me levantase, pero no nos faltó fuerza. En el bar saludamos a los amigos y al finalizar voy al encuentro de mis compañeros de ruta, los del pabellón. Llegando justo a tiempo para la foto de portada y seguir dirección Alcolea, Berja, Dalías, El Ejido, Santa María del Águila, Mojonera, Vicar, Aguadulce y Almería. Como veis quedaba aproximadamente la mitad de la ruta, y una subida no menos importante de Berja a Dalías.
La parte de Berja a Dalías, como era de esperar ser hizo, dura, algunos nos quedábamos sin agua, salvado esto por la colaboración del resto del grupo, la marcha nos puso en Amería con una media de ruta de casi 30km/h y 145km.
Nuestro compañero Burgos, comandaba esta avanzadilla de ciclistas nos desvió al llegar al P.I. La Redonda por el sector de la Yegua Verde con idea de evitarnos en la medida de lo posible el molesto viento sur-este que había en esas horas.
Todo iba bien, apretando en tramos de complicado asfalto por ese sector, pero gracias a la colaboración de algunos compañeros que me ofrecieron agua, ya que no se quiso parar para repostar desde Laujar y con un solo bote de agua la hidratación hacía mella. Pero lo que me ofrecieron era algo más que agua, bebidas isotónicas que a los pocos tragos harían su labor, eliminando cualquier atisbo de calambre. El ritmo seguía subiéndose ya rodábamos en los 37 km de media, en estos tramos, sorteando grietas, alcantarillas y algún que otro coche de las fincas agrícolas, cuando se escuchó un pinchazo. Paramos para atender al compañero y finalmente decidimos 5 que teníamos prisa seguir ya que estaba perfectamente atendido por el resto.
Por fin salimos por Vicar y ya nuestra única preocupación es el trafico, manteniendo un ritmo alto y sin separarnos hasta entrar por el parque Nicolas Salmerón en la capital.
Toda una ruta de carretera aunque parezca por estas líneas una aventura.
Saludos,
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